Violencia y confinamiento
- mujerestrabajadora
- 7 ago 2020
- 6 Min. de lectura

Por Fernanda Larrainzar
El tema de la violencia en contra de la mujer durante la pandemia ha sido un tema polémico, por una parte nos presentan las cifras oficiales de las instituciones de gobierno que al parecer intentan minimizar la gravedad del problema, y por otro lado tenemos a organismos no gubernamentales reportando datos distintos, así como a organizaciones exigiendo al gobierno federal claridad y transparencia en cuanto al manejo de la situación de violencia contra la mujer a nivel nacional.
¿Qué dicen las cifras oficiales?
Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública las cifras de feminicidios y mujeres víctimas de homicidio doloso han aumentado en un 6% en comparación con el año pasado. De febrero a marzo, es decir, cuando inició el confinamiento, los:
-Casos reportados de violencia contra la mujer pasaron de 21 mil a 26 mil, en promedio 35 mujeres agredidas por hora
-Casos de hostigamiento sexual de 791 a 1017, en promedio 1 cada hora
-Casos de violación de 323 a 395, en promedio 12 cada día
-Violencia de pareja de 18,300 a 22,600, en promedio 30 cada hora
-Violencia familiar (hijos afectados) de 52,800 a 64,800, en promedio 2 mil al día
Estos datos confirman un incremento del 22.31% en las llamadas de denuncia con respecto a febrero.
¿Cuál es el problema con estos datos?
Que están basados en el registro de llamadas de denuncia, pero estos datos son insuficientes, qué pasa con aquellas víctimas que no denuncian, es sabido que casi 9 de cada 10 víctimas no lo hace, ya sea por miedo porque están bajo amenaza por parte del agresor o por desconfianza en las autoridades. Además, si las fiscalías dejaron de atender por la pandemia, también dejaron de recibir denuncias, por lo tanto las cifras de denuncias disminuyen. Y qué pasa después, ¿se le da seguimiento a esos casos de denuncia o no? ¿en qué derivan? Esa información no la dan a conocer.
¿Hay datos diferentes a los oficiales?
Sí, por ejemplo la Red Nacional de Refugios, que es una organización civil que cuenta con 69 centros de atención a víctimas de violencia de género en 21 estados del país, reporta que en los primeros meses de cuarentena vio un incremento del 80% en los mensajes y llamadas de auxilio de mujeres, además la Red ha reportado que la mitad de sus refugios ha incrementado los ingresos de víctimas de violencia en un 50%.
Además ya es sabido que 9 de cada 10 feminicidios se cometen por alguien dentro del círculo familiar de la víctima y el promedio nacional es de 10 feminicidios al día. Sabemos que las medidas de aislamiento, confinamiento y distanciamiento social para evitar la propagación del COVID-19 han tenido diversas repercusiones en la vida diaria y para las mujeres trabajadoras que viven situaciones de violencia en el hogar la cosa no está fácil, la mujer desempleada, ama de casa, que depende económicamente del marido, que tiene hijos pequeños, son las más vulnerables. Para ellas tomar la decisión de salir de casa tiene más implicaciones, como enfrentarse a un posible contagio, con el riesgo de enfermarse ella y sus hijos.
Además, las condiciones de hacinamiento en las viviendas de familias trabajadoras, que no tienen patio o espacios de esparcimiento al aire libre, empeoran la situación de la convivencia diaria, si a esto le sumamos la jornada laboral habitual dentro o fuera del hogar, más las de tareas regulares del hogar y la presencia de familiares, niños o adultos mayores bajo su cuidado, todo esto incrementa el estrés en el ambiente familiar, dando pie a discusiones que pueden escalar a agresiones físicas.
En contraste, las mujeres que son económicamente independientes, que tienen un salario estable, es posible que tengan más opciones para salir del hogar donde viven la violencia. Y sí, hay que decirlo, las mujeres de la burguesía por su condición de clase pueden enfrentar estas situaciones de violencia de mejor manera, las mujeres trabajadoras y las mujeres de la burguesía enfrentan la misma situación de violencia con diferentes recursos.
Lo que es importante en ambos casos es contar con una red de apoyo, vecinos, familiares, amigos, que estén al pendiente de nuestra situación, que tengamos un plan de emergencia, los documentos personales más importantes y de los hijos empacados, teléfonos de instituciones de denuncia y apoyo a la mano, una maleta con ropa, etc. Sin embargo, la situación de confinamiento muchas veces impide esta libertad dado que el agresor se encuentra en casa.
Aquí también es importante destacar que el agresor es víctima de sus circunstancias, en el sentido de que podemos explicar por qué se convirtió en un depredador. Es posible que sienta la presión de pagar las cuentas, tal vez perdió su trabajo, tal vez se siente ansioso, tal vez tenga depresión, y esto no justifica su conducta depredadora, pero sí la contextualiza. Es decir, el enemigo a vencer no es él, es el sistema que lo engendró, que lo marginó y lo orilló a ser lo que es, y esto no quiere decir, en ningún sentido, que no deba sufrir las consecuencias de sus actos aberrantes.
¿Cuáles han sido las declaraciones polémicas en los medios?
La Campaña del gobierno federal “Cuenta hasta 10” fue muy criticada, también la declaración de la Comisión Nacional para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres (Conavim) negando el incremento de violencia contra de las mujeres durante la pandemia. Por cierto a la Conavim le redujeron su presupuesto en un 30%, siendo que esta institución opera las Alertas de Género y los Centros de Justicia para las Mujeres, afectando al Estado de México, que sabemos es la entidad con más feminicidios en lo que va del año 2020.
La misma Comisión Nacional de Derechos Humanos hace un “enérgico llamado a los gobiernos para que destinen el máximo de recursos para erradicar la violencia hacia las mujeres en todas sus formas”, y emite un extrañamiento respecto a la campaña “Cuenta hasta 10” ya que considera que invisibiliza la gravedad del problema.
Polémicas son las declaraciones de Andrés Manuel López Obrador sobre la falsedad de las llamadas al 911 de víctimas de violencia y sobre la supuesta fraternidad en las familias mexicanas. Y bueno, la respuesta de la sociedad no se hizo esperar, en una carta abierta al presidente fechada el 6 de mayo, diversas organizaciones de mujeres a nivel nacional, exigieron claridad y transparencia sobre el monto y los mecanismos de los recursos destinados a atender la violencia contra las mujeres durante y después de la contingencia.
Aquí podemos contrastar el discurso del gobierno socialdemócrata sobre la promoción de la igualdad de género, que por una parte dice ser incluyente porque tiene a mujeres en altos puestos del gobierno federal como a Claudia Sheinbaum, María Luisa Alcalde y Olga Sánchez Cordero, sin embargo estas mujeres no representan ni de chiste los intereses de las mujeres trabajadoras, ellas obedecen a los intereses de la clase en el poder, es decir de los empresarios y empresarias que nos explotan tanto a hombres trabajadores como a mujeres trabajadoras.
Para hacer este contraste es necesario señalar las acciones del gobierno federal que desmienten su discurso demagogo:
-El gobierno federal ha reducido o desaparecido el presupuesto para las Alertas por Violencia de Género en 10 entidades del país que asciende a 37.5 millones de pesos, lo que representa el 33% de los recursos destinados a nivel nacional a este mecanismo de prevención.
-Tampoco tienen asegurada su continuidad lo que queda del año los refugios para mujeres víctimas de violencia ni el Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas (PAIMEF).
-La cancelación de las estancias infantiles para apoyar a madres trabajadoras, lo cual ha significado un duro golpe para las mujeres de la clase, que en condiciones de pandemia se agrava aun más.
-La cancelación de recursos destinados a atender a mujeres con cáncer.
-El Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) suspendió la entrega del recurso presupuestado para las Casas de las Mujeres Indígenas (CAMIS), con el argumento de que “no hay condiciones para los proyectos y para proteger a las beneficiarias”.
-La pretensión de desaparecer el tipo penal del feminicidio.
-Desde el 2019, se ha reducido el presupuesto para programas sociales con enfoque de género como el programa Salud materna, sexual y reproductiva, el programa para Promover la atención y prevención de la violencia contra las mujeres.
Con estas medidas del gobierno federal podemos ver su desprecio por las mujeres pobres, las trabajadoras y las indígenas. No les creemos su falso discurso, al contrario, lo denunciamos y lo evidenciamos.
Para terminar me gustaría enviar un mensaje a todas las mujeres que nos ven a través de esta videoconferencia:
Si queremos mejores condiciones de vida tenemos que organizarnos y luchar por ellas, hay muchas razones para hacerlo, vivimos tantas situaciones de opresión y explotación, en los centros de trabajo, en las escuelas, en los barrios, en las calles.
Aquí estamos escuchando varias experiencias y perspectivas de trabajadoras en diferentes ámbitos, necesitamos espacios como éste. En esta ocasión tuvo que ser así, de manera virtual por la pandemia, pero regularmente las mujeres que pertenecemos a la OMTM nos reunimos físicamente, discutimos cuáles son las problemáticas que enfrentamos en el día a día y llegamos a acuerdos, cumplimos tareas y así vamos teniendo logros, poco a poco vamos construyendo la organización que necesitamos las mujeres oprimidas y explotadas de México.
Así que la invitación es esa, a que se acerquen, que nos conozcan, que lean nuestros documentos, que se reúnan con nosotras, queremos conocerlas, escucharlas y luchar a su lado, mejoremos juntas nuestras condiciones de vida compañeras, en beneficio nuestro y de nuestras familias.
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