Ser estudiante precaria en la pandemia
- mujerestrabajadora
- 10 ago 2020
- 2 Min. de lectura

Los estudiantes en México enfrentan un entorno de desigualdad en el que no todos pueden acceder a ella, además de que las desigualdades persisten en otros aspectos.
El COVID-19 implementó la activación del plan de continuidad académica en todos los niveles educativos donde se suspendieron las clases presenciales para sustituir todas las actividades en modo online adentrándonos a otra realidad completamente diferente y compleja.
Para quienes estudian y trabajan la pandemia vino a modificar las dinámicas cotidianas, si estudiar y trabajar ya es una labor pesada, ahora con las clases totalmente en línea vino a implicar más dificultades y a replantearme nuevamente que nuestras instituciones no están preparadas para estos acontecimientos.
Las deficiencias se manifestaron desde una sobrecarga de trabajo, falta de comunicación entre docentes y alumnos, falta de empatía ante situaciones difíciles, sin embargo esto no es culpa de los docentes pues ellos también pasaron estas misma dinámicas de adaptación, pero, esto va más allá de como esto vino a poner de cabeza nuestras vidas, esto nos recuerda que las desigualdades persisten, relucen y se agravan, pues siempre han estado ahí.
Personalmente, tener que estar casi 15 horas o más, diariamente sentada haciendo trabajos, desapareciendo los límites de horarios y tiempos, tener fallas de internet y computadora, que es la única herramienta para seguir cursando la escuela y sumarle programas especiales que no todos teníamos acceso a comprar y aparte sobrecargar las computadoras al punto de descomponerse, todo esto se iba acumulando y refleja una desigualdad entre compañeros, en mi caso pude sobrellevar el semestre con muchos esfuerzo pero muchos compañeros y compañeras no pudieron por no tener acceso a internet o a una computadora, muchos teníamos que seguir trabajando incluso aunque ahora la escuela nos demandara más horas de estudio y estar disponible casi 24/7 a lo que surgiera de último momento y si no estabas ahí, que te perjudicara en tu desempeño, generando frustración y estrés, y poniendo al límite nuestra resistencia mental y emocional.
Uno de los puntos más importantes que me afectaron a mí y a mis compañeros en los cuales en su mayoría coincidimos, fue por el lado emocional, lo cual las instituciones educativas no empatizan con nosotros, pues aparte de la sobrecarga académica, tuvimos que sobrellevar al mismo tiempo las pérdidas humanas, problemas económicos, familiares y personales, cuadros de depresión, ansiedad y muchas otras situaciones que nos atraviesan.
Ser estudiante en la contingencia, perder el trabajo, perder familiares, y mientras rezaban el rosario dentro de casa por un familiar fallecido, tener que fingir estar bien y hacer de lado mis sentires para poder estar en línea y entregar a tiempo todas las tareas, fue un proceso muy fuerte y sé que muchos de mis compañeros y compañeras y docentes se enfrentaron a estas mismas y peores condiciones.
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